Quién lo diría Marcela, quién lo diría...
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Los días pasaban tranquilos; no sabía nada de Sofía pero sentía que quería saber algo de ella. Y es que Sofía y yo habíamos pasado cosas que no podía olvidar.
Marcela venía de vez en cuando y nos quedábamos hablando un buen rato; ella era muy divertida y muy inteligente. Me sentía muy bien con ella, me trataba demasiado bien y eso, por algún motivo, me dio un poco de miedo. Después de la noche en que Marcela y yo consumamos el deseo que nació entre tragos y unos cuantos bailes no se había vuelto a hablar del tema. Yo esperaba el momento oportuno para hablar con ella acerca de eso, pero parecía que ese momento nunca llegaba. Sólo hablábamos y hablábamos, a veces nos dábamos besos fugaces que me ayudaban a liberar la tensión que me producía el no saber que éramos. Y es que yo nunca le dije nada acerca de nosotros, sólo deje que pasara lo que tenía que pasar y aunque sé que ella hubiera querido que yo me arriesgara a preguntar sobre nosotros nunca lo hice y ese fue quizás, mi gran error.
El antiguo no tan antiguo novio de Marcela se llamaba Daniel y parecía que ese tema había muerto para nosotros hasta ese día. Yo llegué de la universidad un poco cansado, el tráfico estuvo muy pesado y sólo tenía ganas de descansar. Al poco rato escuche el timbre, abrí la puerta y era Marcela que me pedía pasar para “conversar”. Esa frase típica de vez en cuando me saca de cuadro y me hace sentir un miedo inmundo; el clásico “tenemos que hablar” o en este caso, conversar; tiene un significado adjunto que creo, todos conocen. Nos sentamos y desde ese momento me descubrí sentado en mi propia sala escuchando todo lo que la mujer más bella que hasta ahora conozco me decía sin piedad. Lo de nosotros fue lindo me dijo, pero creo que es mejor que sólo seamos amigos, lo nuestro no tiene ningún futuro. Volteé la mirada a ningún lado e intentaba pasar sus palabras con el menor dolor posible. Me dijo que hace unos días había vuelto a hablar con Daniel ante las innumerables llamadas de él. Arreglaron sus problemas y decidieron que no podían tirar al tacho una relación tan duradera por problemas un tanto tontos. Me pidió disculpas y se fue.
Ni siquiera me animé a objetar nada, no sabía si molestarme o entristecer ahí sentado; no sabía de quien era la culpa, pero tampoco lo quería pensar. Marcela había sido como esas personas perfectas que sólo pasan una vez en la vida y aunque mi vida aún es muy corta, fue quizás lo mejor que me había pasado. No sé si fue un castigo, pero como no creo mucho en eso, prefiero pensar que fue el karma. Marcela aún sigue en mi cabeza y aunque sé que de aquí a un buen tiempo la voy a olvidar, me llena de tristeza el sólo pensar que algún día la veré y no sentiré nada de lo que siento ahora mismo, eso que me llena el cuerpo de amor cada vez que veo una foto suya sonriéndole a la cámara.
Un reencuentro, pensamientos y para adelante
Hace 2 años
2 comentarios:
Tmb encontre una de esas personas que te hacen ver todo perfecto y cuando menos lo piensas se acaba la mágia, son aquellas que dejan una marca en tu vida y aunque ahora solo somos amigos y han pasado varios meses de esa relación cada vez que veo una foto de él me embarga un sentimiento que me hace recordar un poco de esa mágia.
Saludos. =)
and.
He vuelto, solo para
leer este cap. qe ansiaaaaba
con el almaaaaaaaaaaaaaaa.
me mato :(.
jajaja, hola :)
perdon por la efusividad,
pero de verdad queria saber qe pasaria..
& pues si ..
el karma tiene mucho qe ver en ello a decir verdad, pero
sucedio lo qe tenia qe suceder..
de todas maneras los recuerdos jamas se borraran de la cabeza, del corazon ni del alma..
lo mas hermoso paso..
& hay qe pensar en ese bello hecho..
"paso" & fue REAL..
magica historia,
mezclada con la realidad
de la vida & de las cosas crueles qe podrian llegar a pasar.
me gusto
un abrazo enorme
:D
muaah
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