21 de noviembre de 2008

Marcela. Cap. II

Como decirte Marcela que sueño contigo cada vez que te veo, que tu cuerpo fatal me hace pecar de pensamientos que ya no puedo aguantar. Sólo un minuto Marcela, daría cualquier cosa por un minuto de tu cuerpo junto al mío.

***

Al día siguiente intenté esconderme todo el día en mi casa, pero no pude. Al salir vi la puerta de Marcela y pensé en tocarla; pero que le diría me pregunté, quizás sólo un hola. Pero que más, seguramente me pondría nervioso y no sabría que hacer. Y si su novio seguía ahí; eso sería aún más bochornoso. No sabía que hacer así que regresé.

Después de un rato llamé a mi novia, no podía creerlo pero ya la extrañaba un poquito. Ojalá que no esté de mal humor, pensé. Me contestó y comenzamos a hablar, te extrañe me dijo; yo le respondí lo mismo aunque me sentí diciendo la mentira más grande del mundo. Entonces escuché la puerta de Marcela abrirse y le dije a Sofía, mi novia, que la volvería a llamar, escuché que me decía qué pasa, pero ya le había cortado. Salí y encontré a Marcela recogiendo el periódico de su puerta. Hola me dijo mientras se levantaba del suelo. Hola, le respondí… disculpa sabes dónde venden el periódico le pregunté; en realidad ya lo había estado comprando desde que llegué, pero no se me ocurrió otra cosa que preguntarle. Sí me dijo, yo tengo el teléfono del chico que los reparte, si quieres te lo doy y así te suscribes para que no tengas que ir a comprarlo.
Está bien, gracias le decía mientras ella entraba a su casa; dejó la puerta abierta y alcancé a ver sus muebles negros y sus paredes llenas de pequeños cuadros. Me pregunté si algún día estaría ahí sentado con ella tomando algo y hablando cuando salió, me dio el número y con una sonrisa se despidió.

La semana transcurrió sin sobresaltos, José llegó, pero decidí no contarle nada. A veces me cruzaba con Marcela y hablábamos un rato, otras veces incluso tomábamos el mismo carro y andábamos hablando todo el camino, pero nada más. Me contó que había terminado con su novio y traté de convencerla de su decisión. Si, tienes razón, le decía. El te ha hecho mucho daño. Ay Marcelita, si supieras que por dentro estaba celebrando. Fue entonces que le conté todo a José, como la había escuchado aquel sábado por la noche y cómo me había hecho su amigo con “tanto” esfuerzo. Llegó el fin de semana y para esto, José ya conocía a Marcela. Pensé que sería bueno invitar a Marcela a tomar algo, ya que me dijo que no tenía nada planeado. José invitó también a su novia, que felizmente no me conocía, ni conocía a Sofía.

Hablé con Marcela y le dije que iríamos, tenía miedo de que se sintiera incómoda ya que saldríamos con una pareja, pero aceptó mi invitación de lo más cómoda. Entré a mi casa para buscar que ponerme y encontré a José hablando por teléfono. Es Sofía me dijo, le has comentado algo de que vas a salir le pregunté. Me dijo que no y en ese momento recordé lo bueno que es tener a un amigo que te encubra cuando más es necesario. Hola amor, le dije de lo más animado; no sabes cuánto te extraño le decía cuando me preguntó que iba a hacer en la noche ya que unos amigos iban a despedir a un compañero que salía de viaje el lunes por la mañana. Tengo que ir a casa de mis padres le respondí rápidamente, es que hoy se juntará toda la familia y mi mamá me pidió que por favor no faltara. Ah, tu mamá me dijo, hace tiempo que no la veo. Si es que está un poco atareada con los papeles de mi hermano para la universidad. Está muy ocupada, a veces tengo que llamarla para que se acuerde de que existo. Quizás la llame más tarde para ver cómo está. No, mejor hoy no; es que creo que hoy se iba a ver con mi papá para arreglar unos papeles, es que creo que se quieren divorciar; así que no creo que esté del mejor humor. ¿Es en serio? No lo sabía, que pena; si pues, que pena pero prefiero no hablar del tema; si amor te entiendo, bueno, entonces otro día será. Si, mejor; bueno amor estoy saliendo con José a comprar un vino para la noche; te llamo mas tarde OK? Ya amor, chau; te quiero. Si, cuidate.

Colgué y di un gran respiro. José se reía por mi gran mentira. No sabía que tus padres se iban a divorciar me dijo; yo tampoco sabía wevón, ni sabía que se compraba vinos para cenas familiares. Putamare, eres la cagada en serio, que pendejo carajo jajaja. Ya, no jodas, más bien anda cómprate un desodorante, que ya se acabó el mió y no quiero salir oliendo a mierda. Ya, vengo en un toque. José estaba saliendo y cuando abrió la puerta Marcela estaba ahí parada a punto de tocar. Hola me dijo, es que quería hablar contigo. Bueno, yo los dejo dijo José. Pasa por favor, no te quedes ahí afuera.

-Que bonito está el departamento decía Marcela, mientras se sentaba-
-En realidad es una porquería, sólo que ayer lo ordenamos, si lo vieras a mitad de semana no querrías ni entrar-
-Ay, tanto así, no creo-
-Bueno, que pasa Marce, si necesitas algo sólo dímelo le dije mientras escondía el foto retrato de Sofía y yo que estaba en una de las mesitas-
-Nada importante, sólo quería saber si querías que vaya muy elegante o no-
-Ahhh, bueno. Que raro, nunca me habían preguntado eso. Pero no, ve como te sientas más cómoda. No es necesario que te arregles tanto; ya eres muy linda de por si-
-Gracias, pero ya no digas nada más que me dará vergüenza-
-Jaja, OK pero que conste que es lo que pienso-
-Ya pues, bueno entonces vengo más tarde-
-Listo, cuando ya estés lista sólo tocas la puerta que te estaré esp… bueno, te estaremos esperando-
-Ya, chau-
-Hasta luego-

Dieron las siete y tocaron la puerta. Que raro pensé, no creo que sea Marcela tan temprano le dije a José, ni siquiera estoy listo. Abrí la puerta y vi a Sofía parada con su gran sonrisa. ¡Sorpresa! ¿Te sorprendí no? Amor, que haces aquí. Nada sólo que nunca había venido y como tenía la dirección quise venir a verte antes de que fueras a tu casa. José que estaba a torso desnudo saludó mientras se metía a su cuarto a ponerse algo. Sofía se sentó como Pedro en su casa y comenzó a ver todo como si lo estuviera revisando. Bueno sí, pero me hubieras avisado para comprarte algo para comer, es que no voy a comer aquí. No te preocupes que ya comí en casa; y amor, ¿cómo te sientes aquí? No te sientes sólo cuando José se va: No tanto, no se va todos los fines de semana; hoy por ejemplo se va a quedar aquí solo. Ay, y ¿por qué no lo llevas a tu casa? Se lo pregunté pero no quiere, es un testarudo; quiere estar sólo es que peleó con la novia. Ay, pobre, debe estar un poco triste. Si, está muy triste le dije. Entonces salió José con una sonrisa estúpida de oreja a oreja como para cagarme el plan y saludó muy divertido él. Me levanté para ir al baño y lo intercepté antes de que se sentara, le dije que te peleaste con Angie así que pon cara triste carajo. Ahora vengo amor; voy al baño.

Entré al baño y me apoyé en el lavadero mirándome al espejo. Ojalá a Marcela no se le ocurra preguntar algo más porque no sabría que hacer pensé. Y si viene y pregunta por mí. Es que está tan buena, que rayos…

6 comentarios:

Dolores dijo...

jajaja, voy descubriendo que él es tan pendejo...esperaré por marcela pt. III

Azucena Oré Vereau dijo...

LA INESPERADA SOFÍA JAJAJAJA
vamos con Marcela III joder.
está bueno!

g a b y m o r t e m dijo...

Diooooos!
tienes qe seguir!!!!!!!!!
jajajajaja
esto es adictivo!
estoy como loca,
no podre ni dormir si no se
que acontecio despues muchacho!!!

:|

te juro qe vivi el momento
cuando Sofia dio aquel sorpreson!
jajajajaja

te leo,
nos vemos

muaaaaaaaa*

Ultimas Virgenes dijo...

waaa y que pasó! qué pasó! carajo cuenta rapido ajajaa

besos
LACHATA

Azucena Oré Vereau dijo...

jajajajaja la chata desesperada JAJAJAJA

nadacortez dijo...

graciasssss a TODAS (ya q por alguna razon no tngo amigOs bloggers), está bien, prometo colgar la tercera cuanto antes, pero cuando me inspire pe! =D